Para iniciar, podemos decir que todo trabajo sigue un proceso definido:
Percepción de la información
En todo trabajo se reciben una serie de señales que pueden ser muy diversas (órdenes de trabajo, documentos, indicadores, etc.) y que se perciben principalmente a través de los sentidos.
Interpretación de la información
La información es transmitida al cerebro donde es interpretada y desde donde se transmite al organismo la necesidad de reaccionar de una manera determinada.
Toma de decisiones
Para ejecutar la acción requerida, la persona elegirá la posibilidad más adecuada con el objeto de obtener el resultado esperado. Al ejecutarse la acción, el ciclo se cierra y vuelve a empezar.
Si este proceso se realiza consciente mente, con una cierta continuidad y de forma que exige un grado de esfuerzo elevado, las capacidades del trabajador se sobrepasan y es cuando aparece la carga mental, esto es debido a que durante el proceso anterior se nos ha exigido un estado de elevada atención y concentración.
Tipos de carga mental relacionadas con el trabajo
Desde el punto de vista laboral existen diferentes tipos de carga mental:
- Carga cognitiva: Propia de las labores que demandan una estricta organización y rapidez en los resultados y requieren de la interacción de diversas tareas.
- Carga psíquica: Referida a aquellos aspectos inherentes al trabajo, como labores de alto riesgo, labores que implican un constante nivel de tensión, conflicto e incertidumbre en la toma de decisiones importantes.
Para la salud del individuo puede ser perjudicial tanto una carga de trabajo excesiva o sobrecarga, como una carencia de actividad o infra carga.
La sobrecarga puede ser debida a: exigencia de trabajo que supera la capacidad de la persona, viéndose desbordada, exceso de trabajo, o ritmo impuesto demasiado elevado que el trabajador no puede controlar.
La infra-carga puede estar determinada por:
- Trabajo con pocas exigencias, como, por ejemplo, aquellos que requieren la presencia física del trabajador, pero, sin embargo, sólo tiene que realizar algún trabajo activo de vez en cuando, pudiendo producirse una disminución de la atención, que puede ser causa de riesgo en caso de tener que responder ante una situación de alerta.
- Puesto con escaso contenido de trabajo, que no requiere creatividad ni resolución de problemas. Es el caso de tareas informatizadas y automatizadas.
Factores que intervienen en la carga mental
Los factores que contribuyen a la carga de trabajo mental deben identificarse para cada puesto o situación de trabajo concreta y se pueden agrupar según procedan de:
Las exigencias de la tarea
Para la realización de tareas en las que sea necesario el tratamiento de información se requiere un determinado grado de atención, concentración y coordinación. La incongruencia entre las exigencias del trabajo y las posibilidades de respuesta de la persona perjudican a la carga de trabajo mental percibida y sus consecuencias pueden ser negativas.
Las circunstancias de trabajo (físicas, sociales y de organización)
Cuando se requiera la realización de tareas con exigencias de trabajo mental, es imprescindible contar con condiciones físicas (acústicas, térmicas, visuales, etc.), sociales y organizativas adecuadas, ya que facilitan la detección de señales e informaciones necesarias para el desempeño del trabajo. Estos aspectos, debidamente diseñados, pueden configurar un entorno laboral sano, de cooperación y apoyo para la realización del trabajo.
Los factores externos a la organización:
Los factores de la sociedad, externos a la organización, hacen referencia:
- A las exigencias sociales de responsabilidad con relación a la salud y el bienestar.
- A las normas culturales: condiciones de trabajo, valores y normas aceptables.
- A la situación económica: mercado de trabajo.
- Las características individuales
Las características individuales influyen en la tensión experimentada, como consecuencia de las presiones que ejercen los diversos factores de carga mental de trabajo. Estas características modifican la relación entre las presiones del trabajo y las tensiones de la persona en el sentido de que modulan la relación entre las exigencias de la tarea y el esfuerzo desplegado para satisfacerlas.
El tipo y nivel de aspiraciones personales, la motivación, las actitudes y los estilos de reacción, las capacidades, autoconfianza, cualificación, capacitación, experiencia, los conocimientos, el estado general, la salud, constitución física, edad, nutrición, el estado real y el nivel inicial de activación son factores individuales importantes.
Fatiga mental: qué es
Si la carga mental se mantiene en el tiempo puede desencadenar fatiga mental, es un fenómeno acumulativo, su aparición suele coincidir y ser proporcional a la carga de trabajo, pero, también, puede actuar como causa de la misma, ya que un estado de fatiga disminuye la eficiencia del trabajador, haciendo que las mismas exigencias supongan una carga mayor para él, incluso en situaciones en que la carga de trabajo es pequeña.
La fatiga, es un estado en el que se encuentran asociados una sensación dolorosa y una dificultad para seguir actuando, de manera que funciona como un mecanismo de defensa del organismo frente a la carga de trabajo cuando ésta se acerca a un límite no tolerable.
Un estado de fatiga mental mantenido puede llevarnos a una fatiga crónica. Esta fatiga se produce por un nivel de actividad o de atención elevada y se mantiene a pesar de los descansos introducidos. Sus síntomas, que se mantienen permanentes aún después de haber finalizado el trabajo, son: Inestabilidad emocional, ansiedad, irritabilidad, depresión, etc.
Alteraciones psicosomáticas: mareos, problemas digestivos, pérdida de apetito, alteraciones cardíacas, etc.
Si estás teniendo una época de mucho trabajo con mucha exigencia intelectual y sientes estos síntomas, tal vez sea el momento de que te tomes un respiro e intentes buscar una solución ya que probablemente estés ante un episodio de fatiga mental.
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Escrito por: Nelson Balarezo Aponte – Técnico en Salud y Seguridad Ocupacional