¿Está mal jugar en el trabajo, o puede ser la clave para equipos más fuertes?

El mundo laboral sigue evolucionando, y con ello, las formas en que nos enfrentamos a los retos organizacionales y de equipo. Hoy en día, hablar de metodologías lúdicas en el ámbito profesional ya no es un tema controversial, sino una oportunidad para explorar nuevas formas de potenciar el rendimiento de los equipos y, al mismo tiempo, mejorar los resultados. La clave está en abrirnos a la idea de que “jugar” puede ser sinónimo de crecimiento y éxito.

En este contexto, se han desarrollado diversas metodologías que utilizan el juego como base para generar entornos más creativos y colaborativos. LEGO® Serious Play® es solo un ejemplo de una herramienta que permite a los equipos conectarse desde otro lugar, facilitando la expresión de ideas y la resolución de problemas desde una perspectiva constructiva y disruptiva. Sin embargo, no es la única vía para lograr estos fines.

La idea de la metodología lúdica se origina en 1996 como parte de la búsqueda de sistemas y herramientas de planificación estratégica alternativos que, en ese momento, realizaban en colaboración dos profesores de la escuela de negocios IMD de Suiza y Kjeld Kirk Kristiansen, propietario de The LEGO Group.

Las metodologías lúdicas, tienen la capacidad de romper con las dinámicas convencionales del entorno laboral, proporcionando un espacio donde los miembros del equipo pueden explorar nuevas formas de interactuar, colaborar y crear juntos. En lugar de verse limitados por estructuras tradicionales, las personas son invitadas a participar activamente en la construcción de soluciones y en la toma de decisiones, lo cual fomenta el sentido de pertenencia y compromiso.

Lo interesante de este enfoque es que no se trata simplemente de “jugar por jugar”. Estas metodologías están diseñadas estratégicamente para alinearse con los objetivos del equipo y la organización. Ya sea a través de dinámicas con LEGO® Serious Play®, simulaciones, role-playing, diagnosticards, Play of Live o cualquier otra técnica, el propósito es siempre crear un espacio seguro donde las ideas puedan fluir sin temor al juicio, promoviendo una comunicación más abierta y auténtica entre los participantes.

Además de fomentar la creatividad, el uso de estas herramientas ayuda a despersonalizar los problemas, lo que permite que los equipos se enfoquen en soluciones concretas en lugar de verse atrapados en discusiones o conflictos interpersonales. Este enfoque es especialmente valioso en entornos donde la toma de decisiones colectivas es clave para el éxito.

Por supuesto, no todas las metodologías lúdicas son adecuadas para todos los equipos o situaciones. Es esencial que los líderes y facilitadores seleccionen la herramienta que mejor se adapte a las necesidades del grupo, y diseñen las sesiones de manera que promuevan la participación de todos los involucrados. Aquí, el rol del área de recursos humanos y de los líderes del equipo es fundamental, ya que son quienes deben asegurarse de que la metodología elegida esté alineada con los objetivos estratégicos y culturales de la organización.

Otro beneficio destacado de estos enfoques es su capacidad para hacer partícipes incluso a los miembros más introvertidos del equipo. El carácter lúdico de las dinámicas crea un ambiente relajado, disminuyendo las barreras que a veces impiden que algunas voces sean escuchadas. Esto no solo enriquece el proceso creativo, sino que también fortalece la cohesión y el respeto mutuo entre los miembros del equipo.

Las dinámicas de gamificación o los juegos de simulación no solo son herramientas para fomentar la creatividad y la innovación, sino que también ayudan a las organizaciones a redefinir su manera de enfrentar los desafíos. Al invitar a los equipos a colaborar de una forma más abierta y experimental, se potencian habilidades que de otro modo quedarían subutilizadas en entornos más formales.

Entonces, ¿por qué no incorporar más espacios lúdicos en nuestro día a día profesional? el desafío no es solo adoptar una nueva metodología, sino cambiar nuestra mentalidad hacia el trabajo en equipo. Explorar diferentes formas de dinamizar a los grupos, de hacerlos co-creadores y de fomentar un liderazgo más colaborativo puede tener un impacto significativo no solo en ellos, sino también en los resultados. En definitiva, las mejores ideas suelen nacer en momentos donde la creatividad es protagonista.

Te invito a pensar sobre cómo tu equipo o tu organización puede beneficiarse al incorporar metodologías lúdicas en sus procesos. 🚀 Si quieres aprender a usar estas Metodologías Lúdicas para Gestionar el Talento Humano, visita nuestra Certificación de Experto aquí.

Escrito por: Humberto Naranjo, Máster en Gestión y Dirección de Equipos 

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